Posse, el fusible es el Jefe de Gabinete, no el Presidente
Nicolás Posse es el Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, fusible del Presidente de la Nación. Sin embargo, ¿Y dónde está el piloto?
- Por los medios
- Ene 5, 2024
Por Edgard Mainhard (Urgente24)
Nicolás Posse es el Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación. El miércoles 10/01/2024 cumplirá 1 mes en el cargo que ambicionaba Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, de gran despliegue mediático, todo lo contrario al ingeniero industrial ex ejecutivo de 2da. línea en Corporación América, de Eduardo Eurnekian, donde Javier Milei fue un subordinado suyo.
Posse es el Jefe de Gabinete de Ministros N°20 desde que se creó ese rol, en 1994, cuando lo inauguró Eduardo Bauzá, luego reemplazado por Jorge Rodríguez. Eran días de Carlos Menem y se trataba de gestionar el día-a-día del gabinete. No era sencillo con Domingo Cavallo superministro. Menem los sustituyó a ambos, a Bauzá y a Cavallo.
Antes de jefe de Gabinete de Ministros, Bauzá fue secretario General de la Presidencia. Cuando Alberto Kohan se hizo cargo de la Secretaría General, nunca tuvo el rol de Bauzá. Quizás porque ya existía la Jefatura de Gabinete, quizás porque las personas definen las funciones.
La Jefatura de Gabinete de Ministros tuvo un nombre anterior en los borradores: ministro coordinador. Pero para la UCR debía ser un 1er. Ministro. ¿Una forma de ocultar la impericia que llevó a abandonar el poder en 1989?
Raúl Alfonsín y sus colaboradores admiraban las democracias europeas parlamentarias, y había imaginado un 3er. Movimiento Histórico que ejercería el poder y una reforma de la Constitución Nacional -que frustró la derrota electoral de 1987- para incorporar un 1er. Ministro debajo del Presidente de la Nación, parecido a lo que sucede en Italia.
En la reforma de la Constitución Nacional de 1994, Alfonsín volvió sobre el tema, una ridiculez del ex Presidente querer licuar la presidencialidad, en especial en el caso de Carlos Menem, que la ejercía al límite, tal como Néstor Kirchner años después. Alfonsín cometió otra acción inadmisible en aquella reforma: el 3er. senador, pero no es tema de esta nota. El rol de Jefe de Gabinete fue justificado por algunos porque le permitía al Presidente de la Nación lucir un fusible. Sin embargo, el Jefe de Gabinete no rescata de su levedad a un Presidente que ignora o menosprecia su presidencialidad. Sucedió con Alberto Fernández y sus 3 jefes de Gabinete en 4 años: Santiago Cafiero, Juan Manzur y Agustín Rossi. Alberto Fernández terminó rescatado por su 3er. ministro de Economía, Sergio Massa, quien impidió la Asamblea Legislativa de remoción que avanzaba a todo vapor. En cambio Mauricio Macri tuvo 1 único subordinado en esa función: Marcos Peña, quien luego de la tarea quedó casi inutilizado para cualquier experiencia futura en la política. Fue el fusible de Macri.
La Constitución
¿Visitará Posse el Congreso al cumplir 1 mes en funciones y estando el Legislativo abierto por el período extraordinario de sesiones? Recordemos qué dice la Constitución Nacional vigente acerca del Jefe de Gabinete de Ministros:
«Artículo 100.- El jefe de gabinete de ministros y los demás ministros secretarios cuyo número y competencia será establecida por una ley especial, tendrán a su cargo el despacho de los negocios de la Nación, y refrendarán y legalizarán los actos del presidente por medio de su firma, sin cuyo requisito carecen de eficacia. Al jefe de gabinete de ministros, con responsabilidad política ante el Congreso de la Nación, le corresponde:
- Ejercer la administración general del país.
- Expedir los actos y reglamentos que sean necesarios para ejercer las facultades que le atribuye este artículo y aquellas que le delegue el presidente de la Nación, con el refrendo del ministro secretario del ramo al cual el acto o reglamento se refiera.
- Efectuar los nombramientos de los empleados de la administración, excepto los que correspondan al presidente.
- Ejercer las funciones y atribuciones que le delegue el presidente de la Nación y, en acuerdo de gabinete resolver sobre las materias que le indique el Poder Ejecutivo, o por su propia decisión, en aquellas que por su importancia estime necesario, en el ámbito de su competencia.
- Coordinar, preparar y convocar las reuniones de gabinete de ministros, presidiéndolas en caso de ausencia del presidente.
- Enviar al Congreso los proyectos de ley de Ministerios y de Presupuesto nacional, previo tratamiento en acuerdo de gabinete y aprobación del Poder Ejecutivo.
- Hacer recaudar las rentas de la Nación y ejecutar la ley de Presupuesto nacional.
- Refrendar los decretos reglamentarios de las leyes, los decretos que dispongan la prórroga de las sesiones ordinarias del Congreso o la convocatoria de sesiones extraordinarias y los mensajes del presidente que promuevan la iniciativa legislativa.
- Concurrir a las sesiones del Congreso y participar en sus debates, pero no votar.
- Una vez que se inicien las sesiones ordinarias del Congreso, presentar junto a los restantes ministros una memoria detallada del estado de la Nación en lo relativo a los negocios de los respectivos departamentos.
- Producir los informes y explicaciones verbales o escritos que cualquiera de las Cámaras solicite al Poder Ejecutivo.
- Refrendar los decretos que ejercen facultades delegadas por el Congreso, los que estarán sujetos al control de la Comisión Bicameral Permanente.
- Refrendar conjuntamente con los demás ministros los decretos de necesidad y urgencia y los decretos que promulgan parcialmente leyes. Someterá personalmente y dentro de los diez días de su sanción estos decretos a consideración de la Comisión Bicameral Permanente.
El jefe de gabinete de ministros no podrá desempeñar simultáneamente otro ministerio.
Artículo 101.- El jefe de gabinete de ministros debe concurrir al Congreso al menos una vez por mes, alternativamente a cada una de sus Cámaras, para informar de la marcha del gobierno, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 71.
Puede ser interpelado a los efectos del tratamiento de una moción de censura, por el voto de la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cualquiera de las Cámaras, y ser removido por el voto de la mayoría absoluta de los miembros de cada una de las Cámaras.» El artículo 71 citado en el texto dice: «Cada una de las Cámaras puede hacer venir a su sala a los ministros del Poder Ejecutivo para recibir las explicaciones e informes que estime convenientes.» El Legislativo tiene poder. El problema son los legisladores de ‘medio pelo’, la mayoría desde que la derrota en Malvinas permitió recuperar la democracia. Ellos no están empoderados, por diferentes motivos.
No fusible
Jefe de Gabinete de Ministros por decisión de Javier Milei, Nicolás José Posse luce huidizo en estos 25 días en el gobierno. Por decisión propia, Posse carece de protagonismo. Dicen que le da vértigo asumir un rol que nunca desempeñó en su vida profesional en el sector privado.
La pasividad de Posse obliga al protagonismo de Javier Milei. Por cierto que resulta un error funcional: el Presidente de la Nación no puede ser fusible de sí mismo. Posse ha decidido preservarse, tal como el ministro de Economía, Luis Caputo. Esto es posible si resuelven cómo cubrir el déficit que provocan.
En un gobierno de emergencia, y una sociedad que requiere tanto de acción política como de comunicación ¿qué ofrece este Gobierno para impedir que los casilleros queden vacíos? En concreto: casilleros vacíos es permitir que la iniciativa la tome otro, que puede ser un adversario. Para ejercer el poder hay que conocerlo. El control de la iniciativa es una condición imprescindible porque ayuda a manipular la agenda. Sin esa posibilidad, no hay ‘sensación de gobierno’, y el vacío siempre es peligroso para una Administración.
Posse participa de la ‘mesa chica’ de Milei y Guillermo Francos, ministro del Interior, no participa. Sin embargo, Francos intenta articular una red de contactos políticos que Posse no conoce ni sabe cómo encarar. En verdad, deberían complementarse pero están compitiendo. Ahí Milei tiene un problema.
El rol del Jefe de Gabinete de Ministros es muy protagónico como para pasar desapercibido, aún cuando Posse lo intente. La funcionalidad hay que aprenderla con cierta velocidad porque la elevada inflación que provoca Milei como eje de su gestión, para licuar deuda pública y reducir la emisión de moneda doméstica, lleva a una tensión social que sólo se supera con una red de alianzas, compromisos y complicidades. La idea de Milei que destando la inflación en enero, febrero y marzo, podría en abril iniciar un sendero descendente, es muy audaz pero de difícil logro. Posse debería estar articulando el Plan B y el Plan C por si el Presidente no consigue su Plan A. Escondido en ‘modo evasivo’, Posse no consigue que Milei tenga un jefe de Gabinete de Ministros.
Pregunta inevitable: ¿Cuál es el compromiso verdadero de Nicolás Posse con Javier Milei? Porque de eso dependen los límites del riesgo que tome en la gestión. Por ahora son más los interrogantes que las respuestas.