DOMINGO, 03 DE NOV

Aumentan las posesiones demoníacas a inocentes: ¿estás a salvo?

Revelaciones escalofriantes de exorcistas sobre opresiones demoníacas a inocentes y formas de evitarlas. Descubre como protegerte.

 

Cualquier persona inocente puede verse oprimida o poseída por un demonio, basta que le hayan hecho alguna maldición por celos o por venganza y ni que hablar si en el medio hay algún pecado de la persona, que además abre la puerta al demonio.

Ante este panorama los exorcistas dicen que hay que estar en guardia permanentemente, en especial con las personas de las que sospechamos que no nos quieren bien, porque personas inocentes han quedado poseídas u oprimidas demoniacamente.

Los exorcistas contaron algunas experiencias y los cuidados que ellos recomiendan que debemos tener para no pasar por esa situación, y explicaron que es una enseñanza muy útil para nuestra vida diaria, en tiempos como estos, en que el maligno anda desatado, y que las personas tienen cada vez menos frenos morales.

Las personas pueden ser oprimidas o poseídas por demonios sin que hayan tenido una participación activa de vinculación con el mal. Por ejemplo, cuando una persona en un momento de enojo, le manda una maldición a otra persona, “ojalá te vaya mal”, le está dando una señal al demonio para que actúe.

Podrá decir que lo hizo en un momento de furor, que lo que hizo fue inocente, pero no hay maldiciones inocentes, según el exorcista padre Stephen Rossetti. Porque esto puede causar graves daños a la persona que le lanzan la supuesta maldición inocente.

Pero, además hay maldiciones que van más allá y la persona que se quiere vengar manda hacer un hechizo, hay muchas formas de prepararla. Las más comunes son meter algo dentro de una taza de café o de un bombón, por ejemplo.

Por eso, el exorcista padre Gabriele Amorth decía siempre: «Tengan cuidado si hay alguien de quien no se fían, de quien esperan algo malo».

Por ejemplo, una persona inocente puede ir a ver a su tía que ha hecho un pastel, la mujer le dice: «Esto es para ti» y le ofrece un trozo ya cortado en cuyo interior puede haber un maleficio, parece un ejemplo banal, pero ha ocurrido muchísimas veces.

«¿No bebes?», le preguntan a alguien. «No, no tengo sed.» «Anda, prueba esto», insisten, y hay un maleficio dentro. Los maleficios duros suelen estar hechos con sangre menstrual, porque están relacionados con la vida.

Otras veces usan sangre de animales, sobre todo pollos, gatos y perros, la mezclan con tierra del cementerio, forman una masa irreconocible y son capaces de inyectarla en un bombón. «Toma, un bombón, aquí tienes tu café», metieron dentro unas gotas de esa mezcla y el maleficio surte efecto.

El Padre Amorth cuenta el caso de un hombre inocente que enfermó, desarrolló varios síntomas incomprensibles que los médicos no supieron diagnosticar.

La primera vez que lo sintió fue justo después de ponerse un traje, una señora conocida se lo dio e instó a probárselo enseguida y poco después, ya con el traje puesto, comenzó a sentir una gran ansiedad.

Su voluntad estaba como paralizada, era incapaz de reaccionar o de hablar, y tenía otras sensaciones físicas tan raras como dolorosas, su cuerpo se cubrió de enormes ampollas que le producían una quemazón insoportable. Además se movían, pasaban del rostro a la cintura cruzando los brazos y el torso, quedaba cubierto de ampollas y el fenómeno duraba muchas horas.

Tenía el rostro desfigurado, tan hinchado que no podía abrir los ojos para mirarse al espejo, recién después de los exorcismos, recuperaba la paz y su forma habitual. Sufría otros trastornos, como ataques de pánico inexplicables, parálisis o disentería repentinas que los médicos no comprendían, afortunadamente se curó por completo gracias a los exorcismos.

También, debemos ser precavidos respecto a las cosas que hemos heredado de nuestros padres.

El padre Rossetti ha hablado varias veces de la necesidad de que los hijos se deshagan de objetos de padres que hayan practicado el ocultismo o de objetos masónicos heredados de sus padres, porque se ha encontrado graves opresiones demoníacas a partir de ellos.

También, nuestros pecados pueden generarnos opresiones, aunque aquí podríamos decir que la persona no es tan inocente respecto a la vinculación con el demonio.

Rossetti, cuenta el caso de un hombre que tuvo una relación adúltera con una mujer que resultó ser una bruja y no lo sabía, volvió con su esposa, la bruja se enojó con él y empezó a maldecirlo. Debido a ese vínculo sexual y pecaminoso, que tuvo con la bruja, ella tenía ahora una entrada.

Y aunque él volvió a practicar la fe y confesó el pecado, ella todavía tenía este vínculo con él y sus maldiciones fueron muy efectivas contra él, sin embargo, ella lo atormentó físicamente durante años.

El despecho es una pasión muy negativa que lleva a la gente a hacer maldiciones contra personas inocentes.

El padre Amorth cuenta el caso de un hombre de 85 años, muy sano según confirman los médicos, se había casado y tenía un hijo. Y la mujer, yendo en bicicleta, chocó contra una tapia, tuvo una mala caída y murió.

La suegra del hombre, quería que este se casara con su otra hija, una chica que anteriormente se había quedado embarazada de otro hombre, la madre la obligó a abortar y tiró el feto por la alcantarilla.

El hombre se opuso al proyecto de este segundo matrimonio y para vengarse, su suegra, amante de las supersticiones y el ocultismo, encargó un hechizo de muerte contra su yerno.

El hombre encontró un muñeco de trapo clavado en un trozo de madera con el estómago lleno de fragmentos de vidrio de botella, entonces el hombre decidió abandonar el pueblo de su difunta esposa.

Pero empieza a sentirse mal, vomita y expulsa por el intestino clavos y cristales, a veces, cuando se pone en pie, ve muchos alfileres clavados en el sofá.

Esto continúa durante años, le salen cristales y clavos hasta de 25 centímetros de largo, gruesos como un pulgar y los médicos no le encontraron nada, en las radiografías tampoco salía nada, aunque ha vomitado cristales delante de ellos.

A veces reptaba por el suelo como una serpiente o se caía sin hacerse daño. El padre Cándido Amantini lo exorcizó en dos ocasiones y tuvo reacciones fuertes, blasfemaba.

Al fin, pudo comulgar y dejó de vomitar objetos y de caerse al suelo, pero aún no podía entrar en la iglesia porque al llegar a la puerta una enorme fuerza lo detenía.

En su casa se oían ruidos extraños y los objetos se movían solos, el padre Amorth exorcizó la casa y todas estas perturbaciones cesaron, tenía una viña grande y un día vio cepas cortadas a la perfección.

Durante 15 días sus familiares y él montaron guardia, pero pese a todo seguían apareciendo cepas cortadas y en dos semanas, la viña quedó destrozada.

El hombre compró una cabra de leche y en cuanto llegó a su casa, pasó 15 días sin comer ni beber. El Padre Amorth le hizo una bendición, poniendo aceite y agua exorcizados en la boca del animal, que ya estaba a punto de morir, y volvió a comer.

Según el exorcista estos coletazos tienen origen en la negatividad y dolor por lo sucedido que el hombre sigue albergando en su interior.

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