Francisco pide una reflexión ética sobre la evolución de la Inteligencia Artificial

El Sumo Pontífice les escribió a los participantes del XVII Simposio intercristiano, que se desarrolla en Italia. "Es necesario reafirmar que cada ser humano tiene una dignidad, por el simple hecho de existir, como entidad espiritual creada por Dios", escribe el Santo Padre.

 

El Papa Francisco llamó este miércoles a la defensa de la dignidad humana frente a la evolución de la inteligencia artificial (IA), en un mensaje a los participantes del XVII Simposio Intercristiano, que se lleva a cabo en el Instituto Franciscano de Espiritualidad del Antonianum , que ha organizado el encuentro junto con el Departamento de Teología de la Facultad de Teología Ortodoxa de la Universidad «Aristóteles», de Tesalónica (Grecia) que se desarrolla en Italia. Además, pide una «reflexión profunda, capaz de renovar el pensamiento y las opciones vigentes».

«Los cambios provocados por la revolución informática, como, por ejemplo, el desarrollo de la inteligencia artificial y los increíbles avances de la ciencia, obligan a los hombres y mujeres de hoy a repensar su identidad, su papel en el mundo y en la sociedad, y su vocación de trascendencia», afirma Francisco.

El texto afirma que «la especificidad del ser humano dentro de la Creación en su conjunto, su unicidad en relación con otros animales, e incluso su relación con las máquinas, son constantemente cuestionadas».

«Además, la manera en que hombres y mujeres de hoy comprenden las experiencias fundamentales de su existencia, como generar, nacer y morir, está cambiando estructuralmente», añade el mensaje difundido por el Vaticano.

«Es necesario reafirmar que cada ser humano tiene una dignidad, por el simple hecho de existir, como entidad espiritual creada por Dios», escribe el Santo Padre.

Francisco subraya que, ante las transformaciones actuales, «no es posible reaccionar sólo con la negación y la crítica», hablando de un desafío que concierne «a todos los cristianos, sea cual sea la Iglesia a la que pertenezcan», en defensa de la dignidad humana.

«Defender esa dignidad contra amenazas muy reales como la pobreza, la guerra, la explotación y otras es un compromiso común de todas las Iglesias para trabajar juntas», concluyó el Santo Padre.

 

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