Preocupación de los obispos europeos por el posible uso de embriones y fetos
El parlamento de Estrasburgo revisa, este 12 de septiembre, la norma que "sentará las bases fundamentales para el futuro tratamiento de la vida humana".
- Religión y espiritualidad
- Sep 12, 2023
La Comisión de Conferencias Episcopales de la Unión Europea (Comece) y el Katholisches Büro de Berlín expresaron su profunda preocupación por un borrador que expresa la posición del Parlamento Europeo sobre la regulación de las llamadas «sustancias de origen humano” (SoHO).
En un comunicado emitido este martes 12 de septiembre, ambas entidades hacen hincapié en la convicción de la Iglesia acerca de que “la vida humana desde el principio, incluida la vida no nacida ‘posee su propia dignidad, derechos y derecho independiente de protección’”. La declaración pretende llamar la atención sobre las consecuencias que se derivarían de la regulación propuesta, a la luz de otras enmiendas adoptadas por la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria (ENVI) del Parlamento Europeo.
Los obispos europeos expresan que su intervención se basa, en gran parte, en el hecho “inequívoco” de que las regulaciones adoptadas por el Parlamento de la UE “marcarán el rumbo para el futuro debate sobre la vida humana prenatal en la legislación europea sobre trasplantes y farmacéutica» y, por lo tanto, influirán en el «debate en curso sobre el fortalecimiento de la Unión de la Salud de la UE, y planteará numerosos conflictos éticos y constitucionales en los Estados miembros de la UE».
La declaración de la Comece destaca la importancia de reconocer que “la vida humana no es sólo una ‘sustancia de origen humano’”, e insiste en la necesidad de distinguir entre células germinales no fertilizadas, por un lado, y embriones y fetos por el otro, y señala que las regulaciones acerca de las SoHO colocarían la vida humana no nacida al mismo nivel que las células u otros tejidos humanos.
Protegiendo la vida humana
Al mismo tiempo, los obispos de la UE expresaron su preocupación en cuanto a que las regulaciones sobre las SoHO pudieran anular las leyes nacionales de los Estados miembros que valoran la protección de la vida humana.
Otras preocupaciones expresadas se relacionaron con la inclusión de distinciones en las regulaciones propuestas y en otras enmiendas entre embriones, fetos y niños nacidos; y entre los niños concebidos naturalmente y los creados mediante intervención médica o en un laboratorio.
La declaración también expresó preocupación por la posibilidad de que se realicen pruebas genéticas forzadas y la posible “selección” de niños en vista de enfermedades genéticas.
Tal selección, dice la declaración, “viola la dignidad humana”, mientras que las pruebas genéticas obligatorias plantean cuestiones éticas sobre el derecho de autodeterminación del donante y el receptor.
Terminología jurídica
No se puede descartar que, «de conformidad con la regulación, la interpretación de tales términos (como «tejido» o «preparación de tejido») en la legislación nacional, en particular de los Estados miembros, cuyos sistemas jurídicos conceden gran importancia a la protección de la vida humana no nacida, haya leyes que deban ser anuladas por la degradación de la vida humana consagrada en el reglamento.
Ante esta terminología, los obispos piden: «Debe aclararse jurídicamente, en la redacción del artículo 3.5, que ni embriones, ni fetos ni tejido fetal, independientemente de que hayan sido creados por concepción natural o por inseminación artificial con fines reproductivos o de otro tipo, están cubiertos por el término ‘SoHO'».
De la misma forma, la adición de «embriones procedentes de la fecundación» y la introducción de una nueva definición de «SoHo con fines reproductivos», en lugar de «células reproductivas» debe suprimirse dentro «del artículo 3.61, contenido de nuevo en la enmienda de transacción 80».
Actualización de normas
En concreto, la institución que preside Roberta Metsola revisará este reglamento sobre sustancias vitales de origen humano (SoHO, por sus siglas en inglés). El objetivo principal es actualizar las normas para blindar las donaciones de sangre, tejidos, células, microbiota o leche materna humana, entre otras sustancias.