VIERNES, 22 DE NOV

Cumbre histórica Trump-Kim alumbra un acuerdo con muchos interrogantes

La reunión desembocó en una de promesa de Corea del Norte de "desnuclearización completa", pero que deja muchas preguntas sin respuesta.

Donald Trump y Kim Jong celebraron el martes una cumbre histórica que desembocó en un acuerdo en el que Corea del Norte prometió una «desnuclearización completa», pero que deja muchas preguntas sin respuesta.

Tras décadas de tensión por las ambiciones nucleares de Corea del Norte, el presidente estadounidense aseguró que el «proceso» podrá comenzar «muy pronto».

La fórmula de la declaración conjunta es bastante vaga en cuanto a calendario y se remite a negociaciones ulteriores, que comenzarán a partir de la próxima semana y estarán dirigidas por el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo.

El documento tampoco precisa que la desnuclearización vaya a ser «verificable e irreversible» como reclamaba Estados Unidos, lo que podría interpretarse como un paso atrás de Trump.

«Kim Jong Un reiteró su compromiso firme e inquebrantable en favor de una desnuclearización completa de la península coreana», afirma el documento.

«Corea del Norte no prometió nada más de lo que promete desde hace 25 años», comentó a la AFP Vipin Narang, profesor del Massachusetts Institute of Techonolgy.

«A estas alturas, no hay ninguna razón para pensar que la cumbre desemboque en algo más concreto en materia de desarme».

Analistas e historiadores creen que existe una posibilidad pero recuerdan que el régimen de Pyongyang tiene un historial de promesas incumplidas. En 1994 y en 2005 se cerraron acuerdos que nunca se aplicaron.

Apretón de manos 

En la larga y desordenada rueda de prensa posterior, Donald Trump, que dijo no haber dormido «durante 25 horas», afirmó sin más precisiones que la desnuclearización será sometida a verificaciones y que las sanciones contra Corea del Norte seguirán vigentes mientras persista la «amenaza» de las armas atómicas.

Trump anunció que Pyongyang destruirá una instalación de ensayos de misiles y él hizo una importante concesión, anunciando que cesará las maniobras militares conjuntas con Corea del Sur, cuyo fin exige Pyongyang desde hace años.

Unas declaraciones que sorprendieron visiblemente al mando de las Fuerzas Estadounidenses en Corea del Sur (USFK), quien dijo en un comunicado no haber «recibido ninguna instrucción sobre la aplicación o el cese de las maniobras, incluido el ejercicio Ulchi Freedom Guardian» previsto al final del verano.

Esta reunión, la primera entre un presidente estadounidense en activo y un líder norcoreano, estuvo marcada por apretones de manos y sonrisas, algo inimaginable hace tan sólo unos meses, cuando ambos cruzaban amenazas e insultos.

Kim estimó haber «pasado página» salvando «numerosos obstáculos» para llegar a un encuentro que es «un buen preludio para la paz».

Trump aseguró haber creado «un vínculo especial» con el número uno norcoreano, que dirige el país con mano de hierro como su padre y su abuelo.

Sonriente, Trump estimó que esta reunión «realmente fantástica» transcurrió «mejor de lo que nadie había esperado» y permitió hacer «muchos progresos».

Trump multiplicó las muestras de afecto y elogió a Kim, calificándolo de «muy talentoso» y de «muy buen negociador» y recurriendo a superlativos reservados en general a los aliados.

Trump se declaró además dispuesto a invitar a Kim a la Casa Blanca y no descartó a viajar «llegado el momento» a Pyongyang.

«Enorme victoria para Kim» 

Ya a bordo del Air Force One de camino a Estados Unidos, el presidente dijo a la prensa que confiaba en el líder norcoreano en lo que respecta a la desnuclearización.

En estas conversaciones «no hubiéramos podido hacer nada más» de momento, agregó.

«Es una enorme victoria para Kim Jong Un, que hizo una gran jugada con su cara a cara con el presidente», afirma Michael Kovrig, del International Crisis Group (ICG) en Washington. Su padre y su abuelo «soñaron con ello». «Para Estados Unidos y la comunidad internacional es un punto de partida positivo para negociaciones que serán largas y difíciles», agrega.

El presidente surcoreano Moon Jae-in calificó el acuerdo de Singapur de «acontecimiento histórico que puso fin a la Guerra Fría».

China, principal aliado de Corea del Norte, aplaudió el comienzo de una «nueva historia». El primer ministro japonés, Shinzo Abe, se congratuló por su parte de «un primer paso hacia una solución» y Rusia lo considera «positivo», mientras que la Unión Europea dijo que era un «paso crucial y necesario».

Trump y Kim se reunieron durante casi cinco horas: primero a solas durante unos 40 minutos y luego en una reunión de trabajo, seguida de un almuerzo con un menú de platos occidentales y asiáticos (cóctel de gambas, cerdo crujiente con salsa agridulce y tarta).

Kim Jong Un estuvo acompañado por su brazo derecho Kim Yong Chol, quien visitó recientemente a la Casa Blanca, y por otros dirigentes del partido en el poder, como su hermana Kim Yo Jong.

El presidente de Estados Unidos, quien llegó al poder sin la más mínima experiencia diplomática, asumió grandes riesgos hace tres meses apostando por esta cumbre.

El arsenal nuclear norcoreano provocó una tanda de sanciones de la ONU a lo largo de los últimos años. Para convencer a Corea del Norte de que renuncie a él, el presidente estadounidense se comprometió en el documento a dar «garantías de seguridad».

Pompeo afirmó el lunes que se trata de «garantías de seguridad únicas, diferentes» de las propuestas hasta ahora.

El presidente Trump partió al final de la tarde hacia Estados Unidos, antes de Kim que debía partir de Singapur hacia su país al anochecer.

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