Denuncian hostigamiento e intimidación a la familia de Gerardo Escobar
Su hermana Luciana relató a Conclusión que hace semanas que está recibiendo extrañas llamadas telefónicas cada vez que llega a su casa, algo que ya se había dado anteriormente. Brindarán una conferencia de prensa.
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- Jul 21, 2016
Este jueves al mediodía, la familia de Gerardo “Pichón” Escobar, junto a sus abogados y al defensor público, Gabriel Ganón, realizaron una conferencia de prensa frente a la Defensoría Penal, ubicada en 9 de Julio 2091. La razón de la convocatoria fue denunciar públicamente el hostigamiento que viene recibiendo la familia, a pocos días de que la causa pasara al fuero federal y fuera considerada “desaparición forzada de persona”
En diálogo con Conclusión, Luciana Escobar, hermana de Pichón, relató que esta serie de llamadas comenzaron el 4 de julio pasado.
“No me llaman a mí, llaman al teléfono de mi pareja. Pero el teléfono empieza a sonar cuando llego yo. Llaman y no hablan, no dicen nada. Pero es permanente”.
En cuanto al mensaje intimidatorio en estas llamadas, Luciana refiere que no es la primera vez, y que ya había ocurrido antes.
“Cuando empezamos con esta lucha, pasó lo mismo. Me pasó personalmente a mí, a los abogados y a los familiares de los abogados. Así que estamos seguros que es un hostigamiento. Es como un llamado de atención, un decir: ‘Mirá, te estamos observando’”.
En ese sentido, la familia de Escobar, y sus abogados, han decidido hacer pública la situación y convocaron a una conferencia de prensa que se llevará a cabo este jueves en la sede de fiscalía.
“No va a pasar nada, pero hay que hacerlo público para que vean que no tenemos miedo y que no nos vamos a quedar callados”.
En relación al estado de la causa, Luciana Escobar señaló: “Estamos esperando que lleguen las indagatorias, para ver si finalmente esta gente se decide a hablar de una buena vez. Llamaremos ese día, apenas sepamos la fecha, a una movilización o algún tipo de actividad para esperar el resultado”.
Por su parte, Salvador Vera, abogado de la familia señaló que sus clientes fueron blanco de amenazas, a las que calificó como «alarmantes» y radicó una denuncia en la Fiscalía Federal Nº 3 para que se identifique a los autores de las intimidaciones.
«La semana que se conoció la sentencia de la Cámara Federal de Apelaciones, radicando definitivamente la causa en el fuero federal, comenzaron a producirse los hechos de hostigamiento telefónico», relató Vera. «Estos hechos que no han cesado hasta el día de la fecha, produciéndose una llamada diaria, con una mecánica que es alarmante porque es indicativa de la presencia de cierta inteligencia», detalló el abogado.
Asimismo, explicó que las llamadas «se producen todas en el momento en que Luciana Escobar regresa a su domicilio y se encuentra con su pareja». «Todas las comunicaciones son al teléfono de su pareja, con el agravante de que en la última llamada le hicieron escuchar una melodía de tango con el significante que tiene esto para todos los que están involucrados con la querella», sostuvo
Vera.
«Esto se produce en un contexto en el que la causa avanzó definitivamente de una manera más gravosa para todos los imputados, y de que se hizo pública también la solicitud fiscal de indagatoria bajo la figura de desaparición forzada de persona para los cinco imputados, los dos policías y los tres patovicas», añadió el abogado.
Finalmente, advirtió que las amenazas se hicieron «en momentos de la investigación de lo que fue la desaparición y asesinato de Gerardo Escobar, todos relevantes y que implican avances del proceso de investigación judicial».
La sospecha de la participación policial detrás de la muerte de «Pichón» se instaló desde el principio en la investigación.
Escobar, de 23 años y empleado de Parques y Paseos de la Municipalidad de Rosario, fue visto por última vez a las 6.45 del 14 de agosto de 2015 en el boliche La Tienda, de Tucumán al
1100.
Lo buscaron durante siete días hasta que su cuerpo fue hallado flotando en el río Paraná, a la altura de la zona franca de Bolivia.
A través de cámaras de vigilancia se determinó que, por causar disturbios a la salida del boliche, fue golpeado por un patovica en la esquina de Tucumán y Sarmiento. Allí se ve a un custodio darle patadas y arrastrarlo fuera del alcance de la cámara. Se desconoce qué ocurrió desde entonces hasta la caída del muchacho en el río, aunque la hipótesis de la Fiscalía es que habría sido trasladado a la comisaría 3ª y luego arrojado al agua