El Papa lavó los pies y dio comunión a presos, entre ellos un argentino
Francisco, en el marco de la Semana Santa, visitó la cárcel de Paliano, en la ciudad italiana de Frosinone, donde celebró una visita "estrictamente privada". Un compatriota recibió el lavado y además fue bautizado.
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- Abr 13, 2017
Como parte de las ceremonias de Semana Santa, el papa Francisco lavó hoy los pies y dio la comunión a 12 detenidos, entre ellos un argentino, al celebrar con una visita «estrictamente privada» a una prisión de las afueras de Roma la misa de la Cena del Señor.
El Pontífice visitó la cárcel de Paliano, en la localidad de Frosinone, para cumplir con el rito de lavado de pies a los presos, entre ellos tres mujeres, un musulmán a punto de ser bautizado, un albanés, seis italianos y un argentino, que recibió el bautismo en la ceremonia.
Francisco estuvo luego con otros dos detenidos, un hombre y una mujer, de manera separada ya que se encuentran en régimen de aislamiento, al igual que otras 8 personas enfermas de tuberculosis a quienes saludó.
«El jefe de la Iglesia es Jesús. El Papa es la figura de Jesús, y yo quisiera hacer lo mismo que él ha hecho. En esta ceremonia el párroco lava los pies a los fieles. El que parece el más grande debe hacer el trabajo de esclavo», aseguró el Pontífice durante la homilía pronunciada improvisadamente en el recinto carcelario.
«Si pueden hacer una ayuda, un servicio a sus compañeros de cárcel, háganlo. Esto es amor, es como lavar los pies», les pidió a los 58 detenidos que cumplen distintas condenas por pertenecer a la mafia y que han visto reducidas sus sentencias por colaborar con la justicia italiana.
«Eso de lavar los pies era una tradición que se hacía en la época antes de los almuerzos y las comidas, porque era gente que venia del camino y estaba sucia, con polvo del camino. Uno de los gestos para recibir una persona en casa era lavarle los pies, pero esto lo hacían los esclavos», agregó.
Dos de los detenidos a los que lavó los pies, cumplen cadena perpetua en la prisión ubicada a 63 kilómetros de Roma. La participación de los presos en la misa fue activa: ellos animaron la liturgia y cuatro sirvieron en la celebración. Los reclusos de la cárcel obsequiaron a Francisco varios regalos: productos de su huerta biológica, cruces de madera, un mantel de lana blanca y algunos dulces.
En enero de 2016, luego de una recomendación de Francisco, fechada en diciembre de 2014, el Vaticano introdujo la modificación en el tradicional rito de Jueves Santo para que las mujeres e incluso niños puedan participar en un lavado de pies hasta entonces reservado a los hombres.
«Cuando voy a visitar a los detenidos, sé que muchos piensan que son gente culpable. Pero todos somos pecadores. Quien no tenga culpa que arroje la primera piedra», aseguró Francisco en esa dirección en una entrevista con el diario La Repubblica publicada hoy.
A fines de marzo, Francisco pasó más de tres horas en una cárcel durante su visita de un día a Milán, donde almorzó con los presos, incluida también una argentina, y luego durmió la siesta dentro de la penitenciaria en la habitación reservada al capellán.