SáBADO, 30 DE NOV

«Podemos construir una ciudad mejor, que pueda vivir en paz»

La sociedad se ha volcado a nuevas formas de experimentar la vida. El psicólogo Alejandro Daniel Litmanovich, miembro de la Fundación el "Arte de Vivir", explicó el fenómeno en charla con Conclusión. 

 

Por Franco Albornoz

Disfrutar del tiempo para uno mismo, para las amistades, o para la familia es una tarea difícil cuando la mente no puede “desenchufarse” de las responsabilidades adquiridas en todos los ámbitos de la vida. El concepto de estrés, en su génesis, no hace referencia a algo negativo, sino al esfuerzo realizado para lograr algún objetivo determinado. De algún modo es una forma de canalizar las presiones cotidianas que se presentan para dar respuestas a las demandas del entorno. Es ahí donde la salud de la mente se ve afectada por un ritmo de vida intenso.

En esta carrera alocada que se impone en el día a día hay organizaciones que crecieron en el último tiempo y que permiten conectar el cuerpo y la mente a través de la respiración. La fundación «El Arte de Vivir» se autodefine como “una ONG humanitaria, educativa y sin fines de lucro, fundada en 1981 por Sri Sri Ravi Shankar”. Su trabajo, en más de 150 países, está enfocado en el manejo del estrés. Se trata de realizar una pausa y reiniciar con otra mirada y energía. Como profesa el dicho: “Una mente sana en un cuerpo sano”.

La ONG realiza cursos para eliminar el estrés a través de técnicas de respiración, meditación y yoga. Sus técnicas sumaron la adhesión de millones de personas en todo el mundo. “Lo que se busca es superar las tensiones, la depresión y las emociones negativas”, explicó el psicólogo Alejandro Daniel Litmanovich, quien es monitor de meditación y miembro activo de la fundación internacional que tiene como lema “un mundo libre de estrés y violencia”.

“La mayoría de las personas buscan ayuda es por alguna situación sin resolver. Lo que controla nuestra vida son aquellos recuerdos que no pudimos procesar naturalmente. Las emociones, pensamientos y sensaciones físicas que surgen en nosotros pueden controlar nuestra vida al menos que actuemos sobre eso”, recordó.

Una de las claves para impedir el avance de ese círculo vicioso, según cuenta el profesional, es la respiración. “Hay un curso de Respiración, Agua y Sonido (RAS) que provee herramientas que ayudan a aliviar el estrés físico y emocional. Cada emoción tiene un patrón en la respiración, y manejarla de forma adecuada permite reducir el estrés. Al reducirse el estrés mejora la comunicación, y la oxigenación en la sangre, lo que fortalece el sistema inmunológico”.

Y agregó: “El RAS, como otros programas, tiene llegada a todos los sectores. Es muy interesante el rol social que desarrolla. El manejo del estrés tiene muy buenos resultados en ámbitos de vulnerabilidad, ya sea físico, económico o social. Jóvenes que viven realidades difíciles pueden revertir su situación, empoderarse, y ser líderes positivos para la comunidad. Es por esto que muchos voluntarios se dedican a trabajar en las cárceles, en la rehabilitación del individuo y en la reinserción en la sociedad”.

Litmanovich, que por otra parte es coach ontológico profesional y presidente de la ONG “Rosario Feliz”, aseguró que «El Arte de Vivir» también acerca herramientas prácticas y actividades gratuitas que fortalecen a sociedades que enfrentan situaciones complejas como catástrofes de cualquier tipo.

“Realizamos una actividad luego de la tragedia de calle Salta. Trabajamos el alivio post-trauma donde llevamos adelante técnicas de respiración y relajación, no sólo con los familiares de las víctimas, sino también con la población en general, ya que fue muy traumático para todos. La idea fue ayudar a la gente a conectarse con su propia fortaleza para afrontar ese lamentable suceso y seguir adelante con entereza”, explicó.

Litmanovich remarcó que es indispensable recuperar la alegría. Aprender a parar, a respirar, para convivir con valores más cercanos a la educación y el respeto por el otro. “Creo que es muy importante el valor de la risa y que cada uno de nosotros podamos entender que somos artífices de nuestro propio destino. Desde nuestro lugar podemos construir una ciudad mejor, que pueda vivir en paz”, concluyó.

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