JUEVES, 21 DE NOV

Se pueden abrir procesos penales en contra de banqueros de EE.UU

Se realizan recomendaciones en el sentido de entablar procesos contra banqueros de alto nivel debido a los fraudes de las firmas especulativas sobre los depositantes.

Las audiencias del Comité Bancario del Senado de Estados Unidos sobre el banco Wells Fargo —que se acaba de ver forzado a admitir la magnitud asombrosa del fraude en contra de sus clientes y depositantes— podría ofrecer cierto respaldo para la lucha por la Glass-Steagall*. Los fraudes de Wells Fargo ilustran de nuevo la devastación que ha causado la intromisión de la «cultura de corretaje y comercialización» de las firmas especulativas sobre los depositantes de los bancos comerciales, cuando se combinaron los dos tipos distintos de firmas financieras. Esa es el motivo por el que la Glass-Steagall las mantuvo separadas.

Pero aparte de Wells Fargo, la senadora Elizabeth Warren y otros, quizás añadan las recomendaciones hechas públicas recientemente en el sentido de entablar procesos penales en contra de banqueros de alto nivel, que hizo confidencialmente la Comisión de Investigación de la Crisis Financiera (FCIC) en el 2012, y de las cuales hicieron caso omiso el FBI y el procurador general Eric Holder, del Departamento de Justicia de Obama. Estas recomendaciones de procesos penales se enfocaban en el Citigroup, incluyendo al secretario del Tesoro, Robert Rubin, y al gerente general Charles Prince y a otros dos altos banqueros.

El “casino bancario”

Tal como lo destacó recientemente en su editorial el periódico Australian, vinculado al Wall Street Journal, «mucha gente todavía le adjudica la raíz de la crisis a la derogación de la Glass-Steagall. La ola de lo que podría llamarse casino bancario, comenzó entonces y llevó a lo que la FCIC calificó, en su último informe, como “una destrucción sistemática de la ética y la responsabilidad en sus acciones».

En forma paralela, el presidente de la citada Comisión, Phil Angelides, publicó una declaración de apoyo a las exigencias de la senadora Warren. «Todavía está por verse que el Departamento de Justicia haga responsable aunque sea a uno solo de los altos ejecutivos de Wall Street en los asuntos que la FCIC le recomendó a ese departamento le diera seguimiento», escribió Angelides. «Es más, mientras el Departamento de Justicia ha obtenido más de 40 mil millones en multas a los accionistas de las instituciones financieras más grandes relacionadas a asuntos de fraude en valores hipotecarios, recomendados por la FCIC, no se ha nombrado ni un solo ejecutivo en ninguno de los procesos civiles o penales relacionados a las acciones dolosas que llevaron a esas multas. ¿Cómo es posible que los bancos estén metidos en actos dolorosos tan enormes pero que no haya banqueros involucrados? ¿Es posible que estemos ante la presencia de la inmaculada corrupción?”, se preguntaba el titular de la Comisión.

Desaparición de pasivos

Los “crímenes” de los bancos grandes cometidos desde que desapareció la Glass-Steagall, incluyen la creación de gigantescos contratos con derivados que mágicamente hacen desaparecer enormes pasivos de su contabilidad en fechas contables importantes, la forma en que LehmanBrothers y el banco Monte deiPaschi de Italia escondieron cada uno de ellos por su cuenta su insolvencia. Esto pone en el banquillo de los acusados a los reguladores bancarios más encumbrados ya que ellos sabían que, por ejemplo, el Citibank estaba completamente insolvente y aceptaron sus enormes mentiras, lo que generó los gigantescos préstamos de rescate a estos bancos insolventes con dinero de los contribuyentes.

*Ley Glass Steagall

La Ley Glass Steagall, fue promovida tras el «crack del 29» en Estados Unidos por el senador Carter Glass y el congresista Henry Steagall, pretendia ser, como su propio nombre indica, una jaula de cristal para la banca. Una jaula, porque el dinero que los particulares depositaran dentro de la banca no saldría de allí. De cristal porque la actuación de la banca sería de una vez por todas transparente.

En otras palabras, la Glass Steagall pretendía separar la banca de depósito (la que guarda el dinero y concede créditos a los particulares), de la de inversión (la que invierte esos depósitos y esos créditos en el mercado, a veces bajo la forma de un conglomerado de activos tóxicos).

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