VIERNES, 22 DE NOV

Seguridad Vial: “Transgredir el sistema se toma con un valor positivo”

El antropólogo Pablo Wright dialogó con Conclusión sobre los siniestros de tránsito y evaluó que ocurren con tanta frecuencia porque “no se toma conciencia de las consecuencias de los propios actos”.

Por Alejandra Ojeda Garnero

¿Cómo se vincula la antropología con la seguridad vial? ¿Cómo conducen los argentinos? ¿Por qué se transgreden las normas? ¿En qué posición estamos con respecto a los siniestros viales en relación con otros países? ¿De qué forma se pueden reducir los siniestros?

Para responder a estos interrogantes y tratar de interpretar la conducta de quienes conducen todo tipo de vehículos  Conclusión dialogó con el antropólogo Pablo Wright quien centra su estudio en la vinculación de esa ciencia con la Seguridad Vial en pos de brindar herramientas para mejorar las políticas públicas aplicadas por el Estado para reducir los siniestros. El especialista hace foco en un plan a largo plazo de forma sistemática y gradual centrado en la educación, la prevención, control y sanción.

“La vinculación de la antropología con la seguridad vial es la que tiene cualquier Ciencia Social,  con aspectos que incumben a la seguridad de la gente y a cómo pensar en los riesgos que tiene la vida contemporánea o en general y la vida contemporánea en la Argentina”, graficó Wright.

En este sentido, asegura que “uno de los riesgos son los siniestros de tránsito, que son muy altos, sobre todo en los jóvenes, esto asociado con otras cuestiones, como el alcohol, el mal estado de los vehículos, el mal estado de las rutas, entre otras.

Partiendo de este ejemplo, el antropólogo afirma que “la relación se puede identificar en que nosotros investigamos los sentidos de las prácticas viales, la historia de las políticas públicas en relación con lo vial y también con las políticas de seguridad vial”.

A través de los análisis “lo que vemos es que la cultura vial argentina muestra una rebeldía frente a las normas, que es parte de una rebeldía más general frente a las normas como ciudadanos”, graficó el especialista.

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A partir de esta premisa, “intentamos generar investigaciones que brinden información, interpretaciones, marcos analíticos para distintas instituciones sobre la cultura vial y la idea de la prevención del riesgo”.

A raíz de estos análisis “se genera material de investigación que son consultados y pueden servir para la prevención y la educación sobre todo, pero también tenemos reuniones de trabajo con los funcionarios directamente, lo que resulta muy positivo porque podemos ver el aquí y ahora, que es urgente  aunque lo que planteamos desde la antropología es más a largo plazo”.

En relación al conductor argentino y las causas que provocan gran cantidad de siniestros viales, Wright opinó que “no hay un respeto a la norma vial oficial, la velocidad, el guiño, el estado del vehículo, el respeto de los derechos de paso, el lugar donde se estacionan, es todo una libre interpretación de las normas”.

Lo lamentable de esta situación es que “se observa en todos lados, andando en bicicleta en contramano,  por la vereda, andando en moto en la vereda, sin casco”, pero en este aspecto indica que “ahí fallaron las autoridades con quienes venden motos, porque se debería controlar que vendan motos con cascos”, y en el mismo sentido agregó que “hay un montón de cosas que faltan, pero creo  que no se trata de una cuestión de dinero, es una cuestión de dar de nuevo las cartas y cambiar un poco el juego desde algunas variables”, graficó.

“Los argentinos somos ansiosos, siempre lo mío está por encima de lo del otro. Eso no es psicológico, es algo que uno aprende, es cultural, es algo aprendido, es algo que me trasmitieron”, señala el antropólogo.

Pero a la vez remarca que “alguno lo ve que es posible y en vez de esperar un poco más y ser responsable de que eso puede tener consecuencias negativas para uno y para otros, no le importa y va más rápido lo cual implica el riesgo de que el auto tarde más en frenar o que un peatón no vea con determinada antelación al vehículo”, lo cual puede provocar un daño irreparable.

En algunos casos se trasgreden las normas y esto no genera una consecuencia directa o una sanción, por lo tanto, Wright explicó que “en parte es así, pero eso pasa en todos los ámbitos, como el que no paga impuestos, esto tiene que ver con algo que ya viene instalado, de trasgredir el sistema y es tomado como un valor positivo, porque se ve al sistema como algo que siempre te oprime, pero es como el huevo y la gallina, algún día hay que parar la pelota pero despacio y gradualmente, transformarlo, no de una sola vez intempestivamente.

Para lograr cambios significativos en las conductas se deben aplicar “políticas de prevención, sanción, control, educación e infraestructura. Pero cada ámbito tiene su  especificidad, a veces es más fácil cambiar un ámbito que otro, cambiar las pautas, pero debería haber un común acuerdo más general en relación con esto”, afirmó.

Con respecto a otros países, Argentina se encuentra posicionada entre el tercer o cuarto lugar en Latinoamérica, pero en relación a países más desarrollados como los de Europa o Estados Unidos o Canadá, se encuentra en el décimo lugar. Con esto datos, Wright reflexiona que “al interior estamos mal, es decir dentro de la propia sociedad hay mucha gente que queda muy mal después de los siniestros, y hay muchos sobresale la cantidad de motos porque cuando hay crisis económica no se llega al auto pero se llega a la moto”, aseguró.

Pero esta situación tiene otro agravante que “se llega pero sin la cultura vial necesaria que debería ser un trabajo de las autoridades en relación o en asociación con quienes venden las motos”, explicó.

Las razones concretas de esta situación, explicó el especialista son que “es el primer vehículo al que tiene acceso la familia y no tiene ningún acceso a esa forma de educación salvo cuando han tenido un registro, pero quizás no hubo cursos, es decir la sanción sola queda como una hoja en el viento, la sanción debe ser educativa, debe ser pedagógica, puede no ser en dinero, puede ser en tiempo pero a veces, no es tan fácil llevarla a la práctica”, aseguró.

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Una imagen recurrente entre las organizaciones que luchan por la seguridad vial es un auto convertido en arma de fuego, y que esto implicaría un desprecio a la vida. En relación a esto, Wright opinó que es fuerte la imagen, pero en realidad considera que “no hay un desprecio a la vida sino que no hay conciencia de las consecuencias de ciertos actos”, seguidamente expresó que “es fuerte la imagen, aunque no sé si eso llega a la gente. Podés decir palabras muy fuertes, pero el cambio no tiene que ser una acción voluntarista, tiene que ser una acción programada de política pública”.

“La idea de una transformación de la realidad teniendo en cuenta ciertas cuestiones, ciertas variables que querés modificar y la va modificando a lo largo del tiempo. Decir que el auto es un arma es un impacto visual comunicativo pero si queda solo en eso no cambia nada, tiene que haber toda una serie de transformaciones”, explicó.

En este sentido señaló que “falta ajustar las clavijas a la gente en la cuestión de control, educación, sanción y en la forma en que se da el registro, la revisión técnica del vehículo, la renovación del registro, tiene que haber una acción pedagógica del Estado que ahí sí puede intervenir directamente”.

En general cuando un argentino viaja a otro país admira la forma en que se respetan las normas de tránsito pero en Argentina no las respeta, para el especialista esto es lo que llama el juego de la calle, hay que jugar el juego que se juega.

Para entender este trabalenguas, se explayó: “El tema es el que el sistema nuestro es el real, el práctico y eso es lo que hay que modificar. Primero hay que conocerlo y después modificarlo pero no pensar sólo con la norma que es muy linda, hay que practicar la norma, no sólo conocerla. Pero para practicar la norma tiene que haber alguien que te la haga practicar, así como el baile que se baila en otro lado, vos bailas ese baile. Acá bailas lo que se baila acá. Entonces lo que hay que modificar es como bailamos, el baile no la forma ideal de la coreografía que está muy bien, tenemos que modificar cómo lo bailamos. Por eso yo hablo de un juego de la calle, es un juego social porque vos jugás lo que se juega. Es así, por eso los turistas que vienen acá, que no son argentinos, no entienden qué juego se juega porque ellos están acostumbrados sólo al de ellos”.

Para finalizar el antropólogo indicó que “se necesitan acuerdos sociales que tienen que ver con cómo, desde los diferentes estamentos del Estado municipal, provincial, nacional se conozca la realidad que se quiere modificar, primero las autoridades tienen que generar esas políticas, que generen el estado de la cuestión del sistema, para después saber cómo modificarlo pero con educación, control, sanción, prevención, infraestructura y  comunicación, pocas cosas, profundamente, en mucho tiempo, es una tarea a largo plazo”.

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