Testimonios de hijos de desaparecidos a 41 años del golpe cívico-militar
Conclusión dialogó con Tomás Labrador y Florencia Garat, hijos de desaparecidos, quienes brindaron su relato de lo que significa para ellos este 24 de marzo. Dos relatos en primera persona con un gran valor.
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- Mar 24, 2017
Por Belén Corvalán
Este 24 de marzo, a 41 años del último golpe cívico militar, se conmemora el “Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia” en homenaje a todas las víctimas que se llevó la dictadura, suceso que marcó para siempre la historia de la sociedad argentina. Un sistema autoritario represivo, protagonizado por gobiernos militares que impulsaron la persecución, censura, robo de identidades, torturas y miles de desapariciones: 30.000 personas quedaron rotuladas bajo el nombre de “desaparecidos”, palabra que para los argentinos presenta una connotación y significación particular, ya que el sentido colectivo compartido inmediatamente remite a aquel suceso histórico y trágico vivido en la década del 70, en el que rostros, cuerpos, historias, roles, dejaron de existir para pasar a ser parte de uno de los episodios más oscuros de la historia argentina.
En esta fecha se homenajea los tres pilares fundamentales que le dan sentido a la lucha por lo acontecido: la memoria, la verdad y la justicia, palabras que simbolizan y resumen un pedido de no olvidar lo que sucedió. Memoria porque el pasado es la base fundamental para la reconstrucción de la historia, exigir verdad como una condición para esclarecer los hechos y justicia para que los responsables e involucrados en las desapariciones sean juzgados y sometidos al marco de la ley.
Es una fecha conmemorativa para como sociedad poder reflexionar que hace 41 años, un 24 de marzo de 1976, la situación era completamente otra. Para poder recordar las ausencias, exigir derechos, y para transmitir a las nuevas generaciones qué y a quiénes se homenajea. Pero por sobre todo, que sea un día en que se celebre estar en democracia, que el debate, las discusiones y las diversas ideologías, en el marco del respeto, sean concebidos como factores enriquecedores y nutritivos de una sociedad.
Los testimonios fueron vividos por individuos que forman parte de esa historia, por lo tanto están cargados de las valoraciones de cada quien. Estos consisten en una pieza fundamental para la reconstrucción de la historia personal y social, para los que ya no están permanezcan vivos en la memoria de la sociedad, y de ahí en adelante poder construir el presente con la convicción de no querer nunca más volver a pasar por algo así.
Tomás Labrador tenía tan sólo tres años cuando su papá dejó de pertenecer a este mundo. “A mi padre lo asesinaron en el 76, yo era muy chiquito”, expresó con una naturalidad propia de la resignación que sólo ocasiona el paso del tiempo. Al haber sido a tan temprana edad no posee muchos recuerdos de ésa época. Fue recién a los diez años que tomó conciencia de lo sucedido. Sin embargo, ése dolor producto de tal pérdida fue el motor que lo llevó a asumir el compromiso y la lucha por el esclarecimiento de los hechos. Hoy participa como miembro de la agrupación H.I.J.O.S desde donde se reclama justicia por los desaparecidos para que los responsables de las víctimas que se llevó la dictadura no queden impunes.
Labrador destacó que a partir del año 2003 se pudo comenzar con el proceso de “Memoria, Verdad y Justicia”. “Se ha recorrido un camino muy largo, desde los primeros reclamos que se presentaron por los desaparecidos, las primeras marchas, las madres, el primer reclamo de las abuelas por los bebés apropiados, el juicio a las Juntas”, y refirió a la importancia de la realización de las causas judiciales. “Se pudieron retomar los juicios a represores, ejecutores militares del Golpe de Estado”. Sin embargo, pese haber pasado más de cuarenta años todavía quedan muchas cuestiones pendientes, como por ejemplo “esclarecer la participación de los civiles, y de las empresas en el financiamiento de los grupos de tareas y encontrar todavía a los nietos apropiados”, expresó.
“Estamos hablando de una segunda generación de personas que están privados de su libertad, porque los nietos apropiados en la década del 70 hoy probablemente sean padres, y no han tenido acceso a su verdadera identidad”, destacó el miembro de H.I.J.O.S.
“Creo que como sociedad hemos recorrido muchísimo camino, pero aún queda mucho por recorrer, y me parece que la sociedad en su conjunto ha tomado las políticas de Memoria, Verdad, y Justicia como propias”.
«Aún queda mucho por recorrer, pero me parece que la sociedad en su conjunto ha tomado las políticas de Memoria, Verdad, y Justicia como propias”
En ese sentido, desde la agrupación H.I.J.O.S algunos de los ejes en los que trabaja es poder llevar a cabo los juicios en Rosario, donde se juzguen los crímenes de Inteligencia del Ejército, “uno próximo a comenzar es en julio donde se investiguen los crímenes de la patota de la policía provincial”.
Este 24 de marzo destacó la importancia de continuar luchando en conjunto por los derechos humanos de la sociedad. “Es una fecha en donde vamos a conmemorar y recordar a nuestros compañeros desaparecidos, a aquellos que fueron de una u otra manera víctimas de la dictadura. Toda la sociedad en su conjunto fue rehén de las políticas represivas, como económicas, de esa dictadura genocida”, aseguró.
Como mensaje a las generaciones jóvenes, expresó el deseo personal de que sean partícipes en dicha conmemoración: “Me gustaría que vengan a la marcha, salimos de la Plaza San Martín a partir de las 17 hasta el Monumento”, y agregó: “Esa es nuestra forma de conmemorar esta fecha, de volver reafirmar el camino, y la lucha por la memoria, la verdad y la justicia. Ya no se trata sólo de las generaciones directas que fueron víctimas de la represión, sino que es de toda la sociedad y traspasa las distintas generaciones”.
La convocatoria es abierta a todos. “No sólo tenemos motivos del pasado, sino que el presente también nos está dando muchos motivos para luchar y reafirmar esos ideales que tenían nuestros 30.000 compañeros desaparecidos por una sociedad más justa, más equitativas, donde todos puedan desarrollarse”, concluyó.
Otro testimonio es el de Florencia Garat, quien actualmente tiene 44 años y es hija de Eduardo Garat, desaparecido durante la dictadura militar. Florencia tenía tan sólo cinco años, un hermano de cuatro y una mamá embarazada de una beba en camino cuando su padre fue secuestrado durante una reunión pública. De todos esos años que constituyeron su infancia asegura no tener ningún recuerdo y le otorga el motivo a la temprana edad que presentaba en aquel entonces y al “inconsciente”, que ante el hecho traumático borró todo tipo de vinculación a aquel suceso, que luego pudo ir reconstruyendo a través de relatos familiares.
Frente a este tipo períodos dolorosos que marcan con sangre la historia de un país, es de gran importancia la voluntad que garantiza el Estado para fomentar al esclarecimiento, y que se haga justicia “la derogación de las leyes de impunidad, y los juicios nos convierte en un país, que nos posiciona distinto frente a otros países de Latinoamérica donde no se han dado estos procesos, tiene que ver con la voluntad de un Estado que fomente esto, y con la trayectoria en cuanto a la militancia de los derechos humanos que es única en el mundo, por la persistencia, por la tenacidad, por la forma”, destacó.
«La trayectoria en cuanto a la militancia de los derechos humanos en el país es única en el mundo»
Desde su experiencia personal asume que hace muy poco tiempo pudieron reconstruir partes de la historia de lo que pasó con su papá, ya que hace algunos años no contaban con ningún dato, hasta que en la reapertura de los juicios apareció un testigo que había compartido cautiverio con él: “Tenemos datos de que falleció en cautiverio en una sesión de tortura, pero no tenemos el cuerpo”, expresó, y agregó que cuando se desarrolle el juicio podrán tener más claridad de quiénes fueron los responsables. “Creo que los juicios tienen una cuestión reparadora para los familiares y la sociedad, pero también creo que fue tardía”.
«Este 24 de marzo consiste en una fecha significativa para todos, que según el contexto en el que uno se encuentra, va cambiando la forma en que se transita», manifestó. “Siempre es una fecha movilizante, en la que uno tiene una carga emocional muy fuerte”.
Sin embargo, Florencia destacó que este año es mucho más especial que otros, ya que a la lucha por la memoria, verdad y justicia se suman también otros fundamentos, “hay otras cosas que aparecen amenazando nuestros derechos, incluso poniéndose en cuestión derechos adquiridos, por eso creo que esta marcha también va a ser convocada por todo eso”.
En este sentido destacó la importancia de exigir como sociedad las respuestas correspondientes, porque son necesarias para reparar el daño vivido, y poder seguir adelante: “Yo creo que la sociedad todo el tiempo tiene que estar cuestionándose y revisando la historia, que no es algo lineal, sino dinámico, y todo eso tiene que seguir analizándose para no incurrir en cosas similares de estar paralizados por un Estado represivo”.
Y concluyó: “Creo que hay que pensar en el otro, y apoyarlo, no sólo en esta marcha del 24, sino también en las demás movilizaciones, y tener muy en claro que la militancia es solidaridad y compromiso, y no tiene que ser algo peligroso ni rechazado”.